Las extracciones de agua del Sinclinal de la Higuera son casi 6 veces superiores a su recarga
Los periodos electorales suelen ser maratonianos para los políticos y su séquito. Especialmente si ostentan algún cargo que les permita aprovecharse de las inauguraciones, que oportunamente se programan para tales fechas.
Es lo que le ha ocurrido hoy al Consejero de Agricultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, quien ha acudido al municipio albacetense de Montealegre del Castillo a fotografiarse junto a la ya algo vetusta perforadora del flamante pozo de la Comunidad de Regantes de El Estrecho, ejecutado con financiación de la Consejería. Una ansiada imagen con la que transmitir al agro castellanomanchego una idea clara: con su partido seguirán recalificándose terrenos de secano a regadío -con las consiguientes plusvalías para los afortunados-. Incluso aunque eso condene a la región en un futuro no tan lejano. ¿A quién le importa el futuro, más allá de los próximos 4 años?
Y es que el caso de Montealegre del Castillo es singular. Hace apenas dos décadas prácticamente todo su término era de secano, pero el empeño de un solo hombre -Pedro José Ibáñez Calero- parece haber sido suficiente para convencer a la Confederación Hidrográfica del Segura de que era sensato multiplicar la superficie regada. Incluso aunque se captara de acuíferos que, ya en el Plan Hidrológico de 1998, presentaban muy serios problemas de sobreexplotación.
Nuestro Consejero no ha dudado en deshacerse en elogios hacia el referido personaje, diríase que poniéndolo como ejemplo a seguir en la Comunidad. Como lo que aspira conseguir para toda la Región. Así que vale la pena dedicarle algo más de atención al asunto.
Tal y como puede leerse en la Resolución al Estudio de Impacto Ambiental (convenientemente dictada por la misma Consejería que ha subvencionado el proyecto), el nuevo pozo simplemente sustituye a otro anterior, que se ubicaba a pocos metros pero que -a pesar de no ser especialmente antiguo- se encontraba en mal estado de conservación. Es decir: no supone una ampliación ahora, pero sí consolida la continuidad funcional de ampliaciones muy recientes.
La concesión de dicho pozo es de apenas 654.048 m³/año, para 654 hectáreas de viñedo. Una cantidad que, de entrada, no parece excesiva. Salvo por un pequeño detalle: capta sus aguas del acuífero del Sinclinal de la Higuera. Acuífero en el que, según el balance hídrico del Plan Hidrológico en vigor, se infiltran 3,10 hm³ anuales… mientras se extraen -también a través del acuífero Tobarra-Tedera-Pinilla– 17,40 hm³ anuales. ¡Casi 6 veces más de lo que entra!
Ante esta perspectiva, resultan extremadamente chocantes las declaraciones de Martínez Arroyo resaltando la importancia de “reivindicar lo propio, luchar por lo que somos y buscar un mejor futuro para nuestros hijos”. Y es que, al contrario de lo que sucede p.ej. con la ampliación de la SAT Derramadero-Campillo en Elche de la Sierra -cuyo efecto se deja sentir a partir de Hellín, y entra en conflicto sobre todo con las vegas tradicionales de Murcia y Orihuela-, aquí los principales perjudicados son los propios montealegrinos. Pero “hoy no: mañana”.
En el caso del conjunto Sinclinal de la Higuera – Tobarra-Tedera-Pinilla no existe otra salida de agua relevante, salvo los propios bombeos para regadío y pequeños volúmenes de abastecimiento urbano. No se trata, por tanto, de impactos ambientales abstractos sobre comunidades de animales o vegetales que los beneficiarios de los pozos ni conocen ni les interesan -pero cuyo ninguneo enfada a “ecologistas radicales”-. Tampoco se trata de un conflicto regional por el uso del agua (Murcia contra Castilla-La Mancha), como trata de vendérnoslo el Sr. Arroyo, pues estas aguas no llegan a salir de la Provincia.
Lo que está haciendo aquí la Comunidad de Regantes, con el visto bueno de la Confederación Hidrográfica del Segura y la financiación de la Junta de Comunidades, es todo un expolio intergeneracional. Robarle el agua a sus propios hijos para obtener algún beneficio económico -con la venta de vino- en el presente.
No son los únicos, desde luego. Del vaciado sistemático del Sinclinal de la Higuera participan también sus pueblos vecinos (Bonete, Corral-Rubio, Pétrola y Fuente-Álamo). Indirectamente incluso les afecta severamente el desaguisado en Hellín, Tobarra y Pinilla. Y en toda la zona se viven situaciones muy parecidas -cada uno con su propio acuífero-.
Pero lo que no pueden hacer los montealegrinos es seguir dando la espalda a la realidad, culpando a otras regiones -que ni pinchan ni cortan en este drama tan local- o llenándose la boca de palabras grandilocuentes como “reivindicar lo propio”, el “derecho al agua de Castilla-La Mancha”. Muchísimo menos pueden justificar la sobreexplotación alegando ser “regadíos sociales”: no hay nada más antisocial que condenar a tu propia prole y a todo tu pueblo a la emigración tras esquilmar todos los recursos naturales en unas pocas décadas.
El entorno de Montealegre del Castillo es árido. Como todo el Altiplano / Margen Izquierda del Segura. No hay cursos superficiales cercanos de los que traer -de forma mínimamente viable- agua para regadío (mediante largas y costosas tuberías). Tampoco serviría de gran cosa trufar el territorio de embalses -ya hay varios, para laminar avenidas, y regulan más bien poco-. Ni mucho menos se encuentran junto al mar, para poder desalar. Y, por supuestísimo, no cabe dar credibilidad al bulo de Francisco Turrión y sus acuíferos profundos.
Cada año que pasa los acuíferos de Margen Izquierda están más vacíos, y le robamos un pedacito más de futuro a nuestros hijos -e incluso a nosotros mismos, para los que somos más jóvenes-. Urge que todas las comunidades de regantes afectadas asuman de una vez por todas sus propias responsabilidades, se sienten en una misma mesa y acuerden sin titubeos qué superficies de regadío van a eliminar. Total: la mayor parte de lo regado son en realidad cultivos perfectamente adaptados al secano (viñas, olivos, almendros…).
Solo ante un ejercicio de realismo de este tipo podrá observarse un cambio de actitud entre la lamentable clase política de Castilla-La Mancha -con sus honrosas excepciones-. Pues está demostrado que quien quiere pillar 4 años de poltrona jamás te dirá las malas noticias que necesitas oír, sino que prometerá el oro y el moro para comprar tu voto. El cambio ha de partir invariablemente de uno mismo, desde abajo.
Más pronto que tarde habrá que decir “¡basta!” y pegar un puñetazo sobre la mesa. Estas palabras pueden sonar duras, pero más duro es el colapso hídrico al que nos dirigimos. Nos va la vida y el medio rural en ello.
[…] entre la Sierra de Segura y el entorno de las vegas del Mundo en Hellín (excluyéndose claramente casos como el de Montealegre del Castillo, o las delirantes pretensiones de ampliar riegos en […]
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[…] que no estaba todavía tan claro por aquél entonces -aunque ya se intuían algunos movimientos, especialmente en el altiplano– era la amenaza que suponía la creciente extensión de regadíos dentro de la provincia de […]
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[…] -además de mantener todavía una pequeña salida por manantiales de 0,63 hm³/año-. También hablamos en su momento del Sinclinal de la Higuera: le entran 3,10 hm³/año, mientras que salen ¡¡17,40 hm³/año!!. Y más sonado todavía -si eso […]
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[…] de un nuevo pozo para regadío, hace año y medio, en Montealegre del Castillo. Foto: […]
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[…] la excusa de la existencia de áreas deprimidas socioeconómicamente -como ha sido, entre otros, el sonado caso de Montealegre del Castillo (donde la sobreexplotación amenaza incluso al abastecimiento […]
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[…] veces de este verdadero expolio intergeneracional en el Sureste de Albacete, y -como ya dijimos en la primera ocasión sobre Montealegre del Castillo– aquí no cabe apelar a un presunto carácter “social” de los regadíos o a un […]
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[…] No deja de ser irónico que estos pueblos se queden sin agua para producir excedentes de vino, debiendo profundizar más y más a fin de sobrevivir algunas décadas hasta que finalmente el agua quede fuera del alcance de cualquiera. Y es que el acuífero denominado Sinclinal de la Higuera es uno de los más sobreexplotados de la provincia, extrayéndose de él del orden de 6 veces más agua de la que entra. […]
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