Cuando uno -por pura salud mental- toma cierta distancia de los dramas humanos que hay tras determinadas noticias, no puede dejar de reirse por las ironías de la -siempre cruel- hemeroteca. A veces incluso en cuestión de muy pocos días, de forma que hasta alguien con memoria de pez acaba por darse cuenta del disparate.
Nuestra historia de hoy, aunque se viene fraguando desde hace mucho tiempo, comienza su andadura el lunes 27 de septiembre de 2021: el Delegado Provincial de Agricultura (Ramón Sáez), acompañado por el Jefe Provincial de la Agencia del Agua y por los alcaldes de Albatana, Hellín, Fuente Álamo, Ontur y Tobarra, se reúnen con el presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura (Mario Urrea).
Objetivo de la banda: expresar su malestar por la declaración de sobreexplotación de los acuíferos del Sureste de Albacete. Una declaración que, pese a que llega más de 30 años tarde (un retraso que ha agravado enormemente la situación), cuenta con gran oposición por parte de los regantes de la zona -puesto que implicará necesariamente la ordenación de las extracciones para que no se bombee más agua de la que entra-.
Según puede leerse en prensa, en un momento de coraje populista el Delegado Provincial advirtió a la CHS de que “presentará alegaciones a la declaración de acuífero en riesgo de no alcanzar el buen estado cuantitativo, ya que sugiere que se realicen nuevos estudios para ver si efectivamente los niveles en los piezómetros bajan”. A ver si suena la flauta y nos dejan seguir con la barra libre, pensaría para sus adentros.
Y en eso que pasan 4 días, llega el viernes 1 de octubre, y lo que suena no es la flauta sino un megáfono de alarma -en forma de publicación en el Boletín Oficial de la Provincia de Albacete-. Resulta que, durante los meses anteriores, el Ayuntamiento de Albatana había estado tramitando en la Comisaría de Aguas una solicitud para perforar un nuevo pozo de abastecimiento urbano, de nada menos que 225m de profundidad (más del doble que el anterior).
La razón podemos encontrarla en la memoria valorada del proyecto, redactada por la mismísima Agencia del Agua de Castilla-La Mancha que acompañaba al Delegado Provincial, según la cual “debido al paulatino descenso del nivel freático observado en los últimos años, el caudal extraído en la actualidad está demasiado ajustado a la demanda, llegando a ser insuficiente durante algunas semanas concretas del verano”.
¡Vaya! ¡Pues resulta que sí que hay un descenso generalizado del nivel de las aguas, y lo saben perfectamente!
Pero ¿de qué nos suena esta historia? ¡Claro! ¡Del vecino pueblo de Montealegre del Castillo, donde el año pasado también tuvieron que reprofundizar sus pozos poco después de vivir una situación crítica en plenas fiestas patronales! Irónicamente, ese mismo año y durante las celebraciones del Día Mundial del Agua, la Consejería del ramo premió al agricultor-conseguidor responsable de la puesta en regadío masiva -a costa de los ya maltrechos acuíferos-, dejando a las claras que la prioridad del departamento liderado por Francisco Martínez Arroyo es hacer caja hoy y dejar enormes problemas para mañana.
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Acuíferos del Sureste de Albacete: crónica de una muerte anunciada
El Sureste de Albacete -espacio comprendido entre los Campos de Hellín y el Corredor de Almansa- es un territorio árido, áspero, desde siempre con condiciones duras para la vida. Al contrario que en la Margen Derecha del río Segura -el Noroeste murciano, surcado por una importante cantidad de arroyos y riachuelos-, la zona de Margen Izquierda se encuentra aislada de los mayores cursos de agua de la cuenca, con un clima y una geología muy poco propicios.
En este contexto, el ser humano ha venido buscando -seguramente expulsado por presión demográfica en territorios vecinos- los escasos y escondidos espacios del agua que este gran espartizal ofrece. Sólo en torno a unas pocas fuentes -y algunas rudimentarias galerías de agua- han podido asentarse poblaciones estables, de pequeña entidad pero una inmensa belleza, criando a gentes recias y acostumbradas a sobreponerse a las adversidades.
Albatana es uno de estos poblados del Sureste -como lo son Ontur, Fuente-Álamo o Montealegre-. No se entiende su existencia sin la presencia de un manantial homónimo, la “fuente de la vid silvestre” -hasta tal punto se confunde el pueblo con la fuente-, capaz no sólo de apagar la sed de sus habitantes y regar unas huertas mínimas con las que evitar el hambre, sino incluso de mover con sus caudales las piedras de dos molinos situados en un complejo acueducto de origen aparentemente romano -bien que reconstruido varias veces, la última al parecer en el siglo XIX-.
La llegada de la rotopercusión y el bombeo de gran potencia han cambiado radicalmente esta situación. En un primer momento, para bien: los sondeos permiten una mejor garantía de suministro ante posibles años más secos, e incluso captar algunos flujos subterráneos que habrían brotado en lugares remotos. Pero, debido a su abuso, el bombeo de aguas subterráneas está convirtiéndose en una condena a largo plazo para todos estos pueblos: se gasta hoy varias veces el volumen de recarga anual de los acuíferos, de forma que se gasta un agua que realmente correspondería a nuestros hijos.
Al sacar más agua de la que entra, igual como sucede con el saldo de una cuenta bancaria si se saca más dinero del que entra, el nivel piezométrico empieza a bajar. Y con su bajada van secándose todas estas fuentes y manantiales, que quedan a una cota superior a la del nivel del agua, como de hecho ha sucedido ya en la gran mayoría de surgencias de la zona, y queda perfectamente evidenciado en este esquema de la memoria de declaración de sobreexplotación del acuífero Conejeros-Albatana:
Como puede observarse, la sobreexplotación del acuífero ha tardado varias décadas en situarse en niveles tan bajos como los actuales ¡y eso con índices de explotación muy elevados! Si repentinamente viniera algún tipo de crisis económica o energética muy severa (algo que ha sucedido innumerables veces a lo largo de la historia, y que inevitablemente algún día también le sucederá a nuestra civilización), que sea de tal entidad como para impedir el uso de las actuales bombas de gran profundidad y potencia, el futuro de estos pueblos estaría absolutamente condenado: al haber quedado secos los manantiales, ya no habría agua ni siquiera para beber. Y el problema de falta de agua tardaría en resolverse muchas décadas, o incluso siglos -como evidencian la totalidad de estudios hidrogeológicos de la zona-.
Ya hemos hablado varias veces de este verdadero expolio intergeneracional en el Sureste de Albacete, y -como ya dijimos en la primera ocasión sobre Montealegre del Castillo– aquí no cabe apelar a un presunto carácter “social” de los regadíos o a un discurso hueco sobre la “España vaciada”: no hay nada más antisocial que condenar a tu propia prole -y a todo tu pueblo- a la emigración forzada, tras haber esquilmado todos los recursos naturales en unas pocas décadas.
Los ojos de la Historia algún día juzgarán de forma muy severa a esos irresponsables alcaldes y Junta de Calamidades de Castilla-La Mancha que, en vez de coger al toro por los cuernos, se siguen dedicando a jugar al trile con sus vecinos. Y, si no son expoliados (lo más probable), quedarán unos pocos pivots de riego cumpliendo una función análoga a la que se atribuye (erróneamente) a los moáis en la Isla de Pascua: servir de inmenso monumento a la estupidez humana.
Plataforma en Defensa de las Fuentes 
Yo quería comentar que la frase siguiente está equivocada
Al sacar más agua de la que entra, igual como sucede con el saldo de una cuenta bancaria si se saca más dinero del que entra, el nivel piezométrico empieza a bajar.
En realidad, cuando se comienza el bombeo comienza el nivel (medio) a bajar; no es preciso esperar bombear toda la recarga! Entonces la situación es aún más crítica de que descrito aquí. Es la definición la más funesta posible (la que fue adoptado por la confederación) de que sobrexplotación solamente acontece cuando la recarga está totalmente bombeada. Es decir: cuando esto acontece todas la salidas (fuentes, etc) están secas (después de cierto plazo, levando-se en cuenta la dinámica propia al acuífero). Pero después de esto acontecer es verdad que la ‘recarga’ pasa a ser el nivel de bombeo correspondiendo à la estabilidad del nivel. Sobra acrecentar que nadie sabe cuánto vale la recarga precisamente (sin hablar de su variabilidad) y que es tentador sobreestimarla…
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